
El fin de la invención llegará tarde o temprano y es mejor que estés preparado. Quizás te atrape al inicio de una historia o en ese momento que menos lo pienses. Para recuperarte de esta desaceleración creativa, te dejamos una lista para que identifiques cuál es el tipo de bloqueo del que padeces:
1. No puedes crear una idea
En este tipo de bloqueo tienes una página en blanco, escribes y borras, o simplemente miras a la pantalla hasta que la procrastinación te llama. No tienes idea de qué escribir o qué historia quieres contar porque te has detenido antes de empezar. Bueno, tenemos dos noticias para cualquiera que se encuentre en esta situación:
Primero, las ideas no son nada más que imágenes mentales que puedes tomar para hacer historias. Este es el momento ideal para tomarle una fotografía a la primera imagen que se te venga a la mente y describirla. Si no tienes una imagen mental elige una que tengas cerca de casa o en Internet.
Segundo, aquí sabrás lo importante que son los ejercicios de escritura. Trata de pensar cómo sería si un incidente importante en tu vida hubiera pasado de distinta manera. Describe una escena con los sentimientos más universales; donde alguien muere o se enamora, aunque no termine en tu próximo libro mantén el ritmo de elaborar relatos.
2. Te sobran ideas
Tus ideas fluyen y las escribes, pero una se interpone con otra, eso provoca que nunca termines con algo claro porque siguen apareciendo. Considera evaluarlas y selecciona sólo una que te guste. No tires el resto. Guarda un registro de ellas porque puedes utilizarlas en cinco o diez años. Cuando ya cuentes con más experiencia y una mentalidad distinta para enfrentar esa idea a medias.
3. Elegiste tu idea pero no puedes empezar
Atención amante de los esquemas existen dos motivos por los que puedes quedarte atascado en esta parte.
Tu trama tiene un gran defecto y simplemente no lo quieres admitir. Ya no puedes ir de A a C, B o Z porque no tiene sentido. Los personajes no van a hacer las cosas que B necesita que hagan, sin romper con el esquema. O la lógica de la historia no va a funcionar con B. Si este es el caso y ya lo sabes, es sólo cuestión de atacar al esquema con una tijera.
El esquema te parece genial, pero existe un capítulo del que no puedes pasar porque te parece absolutamente aburrido, o porque simplemente no puedes conectarlo con el siguiente pico de la trama. Tienes dos momentos interesantes, pero no se pueden conocer.
En cualquier caso, no hay nada de malo en tomar un pequeño desvío, o ir por la tangente para ver qué pasa. Tal vez encuentres una transición más adelante entre esos dos momentos. O qué mejor que detenerte y averiguar a dónde historia realmente tiene que ir tu historia.
4. Te atascaste a la mitad y no tienes idea de que sigue
Con esquema o sin esquema, abandonaste la escritura hace un tiempo. En realidad, esto sucede mucho. Estuviste, un día o varios días antes, escribiendo una gran cantidad de avances prometedores e inteligentes y lo dejas para continuar en otros asuntos. Tiempo después, cuando abres el documento en el procesador de texto… no tienes idea de a dónde va esto. Pensaste que te fuiste con las cosas en su lugar, pensaste que era fácil recoger la pelota y seguir corriendo.
Si ya llevas tiempo, probablemente debas hacer algo para que la historia tenga movimiento de nuevo. Mark Twain pasó meses atrapado en el medio de Huckleberry Finn, antes de que se le ocurriera la idea de tener a Huck y Jim tomando el camino equivocado en el río y perderse. Si no es un río, quizás sea tiempo de que alguien reciba una caja fuerte en la cabeza, que reciba un cuchillo por la espalda o un beso inesperado.
5. Seguiste muchas páginas adelante y te has dado cuenta que debes regresar
Esto es lo peor. Un día soleado te sentiste audaz y creíste haber tomado una decisión inteligente -el beso inesperado, el cuchillo por la espalda- y ahora te has dado cuenta que has cometido un horrible error y te desviaste del curso. Peor aún, ahora ves a dónde realmente debía de haber ido la historia si no hubieras tomado esa decisión.
Si estás absolutamente seguro que tomaste el camino equivocado, entonces ya no hay razón para ir más hacia adelante. ¿Puedes tomar una cápsula del tiempo hasta el inicio del error original? Si, pero no será fácil. No borres, sólo continúa en el punto exacto que consideras que es el verdadero camino correcto. Dejarás un hoyo negro enorme pero podrás volver después para conectarlo con el resto de la historia.
Sólo ten cuidado con tus dos líneas de tiempo alternativas que ya tiene tu historia.
6. ¿Aburrido de tus personajes?
Tus personajes vibrantes y audaces entre decenas de páginas ahora son simples humanos que se cepillas los dientes y alimentan a sus gatos. Se volvieron parte del paisaje y no existe un personaje principal o no has encontrado lo que tus personajes realmente quieren, tampoco encuentras el conflicto que impulsará sus acciones. Tienes personajes, pero no una historia, bueno no aún.
La buena noticia es que a veces escribiendo unas pocas docenas de páginas puedes encontrar una palabra clave o una imagen valiosa. Es posible que una vez que hayas hecho esto, un conflicto se presentará o un personaje secundario de repente empezará a buscar su lugar como protagonista. Sólo tienes que estar preparado escribiendo después de que esto suceda.
7. Sigues pensando qué dirán de tu historia y esto te paraliza
Mientras escribes imaginas cómo alguien en Goodreads te destroza con sus comentarios. Esto es fácil de resolver, en realidad, la persona de Goodreads no existe y es sólo tu crítico interno hablando. Esa voz interior del desprecio guárdala para cuando estés editando -pero mientras trabajas en tu primer borrador, sácalo de tu habitación-
Es probable que ni siquiera escribas tan mal como crees que lo haces y en cualquier caso siempre se puede arreglar reescribiendo. Cuando tengas que sacar la voz interior del desprecio no seas tan duro contigo mismo.
8. No puedes sacar las palabras necesarias para transformar esa idea en un párrafo
Una palabra, un adjetivo o el verbo correcto que encaja en esta sola frase te incomoda o no aparece. Llevas un buen ritmo pero no puedes seguir porque te has pasado el día entero mirando la pantalla esperando que aparezca. Realmente es una tonta pérdida de tiempo ¡pon cualquier verbo es sólo un borrador! Sólo te hará sentirte atrapado y no dejes que se prolongue por más de una semana.

9. Tenías esta historia increíble en la cabeza pero
Si no puedes encontrar las palabras correctas para plasmar esa historia increíble no hay problema, no hay nada de malo con abandonarla y empezar de nuevo. A veces, estas novelas a medio terminar son sólo un preparativo para esta otra novela impresionante que sí va a terminar escrita.
No te rindas, es posible que parte de la idea se pueda salvar o que de por sí sea realmente genial y sólo tenga una débil ejecución. A veces es útil dar un paso atrás y escribir un resumen de las cosas que ya has escrito, para que puedas ver cómo encajarla. Otro consejo es que escribas fragmentos de tu historia desde el punto de vista de un personaje distinto para ver cómo se ven desde otra posición estratégica.
10. Revisas tu trabajo y no puedes unir todos esos bloques escritos
Observa el texto desde diferentes puntos de vista para averiguar dónde están los problemas y acepta que necesitarás comentarios externos para averiguar dónde están las debilidades estructurales reales.
La revisión puede ser una pesadilla y te demorarás pero esto ya no es un bloqueo de escritor, sino sólo el proceso natural del diagnóstico. La solución para esta etapa es sólo volver a escribir las secciones grandes de la nada, sin mirar atrás en el proyecto original. La misma historia, nuevas palabras. A veces es mucho más rápido.