Aunque muchos editores afirman que no existe una manera específica para que una persona se convierta en editor, si estás leyendo esto es porque ya manifestaste tu predilección por el uso estético y correcto de la lengua.
En ocasiones te identifican como el nazi de la ortografía y aún así te resulta difícil no cambiar, borrar o mejorar esas letras que estorban o desfiguran tu visión artística, pero crítica, de un hermoso párrafo.
1. Revelación
Un editor es un lector voraz. Es un experto y crítico en el uso del lenguaje, puntuación y palabras. Se dan cuentan en las transiciones y modificaciones del idioma. Ponen una mueca de dolor o sufren de migraña cuando se abusa del punto y coma. Aborrecen el cambio pasivo innecesario.
Claro, no todos los obsesionados con la gramática son editores. La edición también tiene su punto flexible de la lengua y un conocimiento más allá de cuándo y cómo se debe emplear a un subjuntivo.
2. Sed de conocimiento
La mayoría de los editores son aprendices de por vida y saben acerca de un montón de cosas, en gran parte irrelevantes para su entrenamiento formal. También tienden a ser curiosos, y tienen bien desarrolladas sus habilidades de investigación crítica.
3. Organizado
Los editores son organizadores natos. Pueden mantener seguimiento de los escritores, de los plazos y todos los demás detalles de estructura de contenido y lanzamiento que vienen con el trabajo. Cuando se convierten en editores, el número de plazos se multiplica exponencialmente y deben mantener la cordura entre sus plazos y el de cada escritor para entregar historias, cambios y hacer asignaciones.
4. Habilidad para ejecutar más de una tarea
Hace malabares con todas las historias flotando en su mente. Puede desarrollar distintas tareas al mismo tiempo para una u otra historia paralelamente, elegir o asignar fotografías u otro arte, mientras procesa facturas y ayuda con las actividades de promoción con los medios sociales. Sí, todo al mismo tiempo.
5. Decisivo
El editor acepta que está a cargo y recibirá toda clase de preguntas que deberá responder con seguridad. ¿Está bien citar a este autor de forma anónima? Esta fuente no cumple con los parámetros exactos de lo que necesitábamos, ¿puedo utilizarla de todas formas? ¿Está bien si envío mi capítulo el viernes en lugar del martes? ¿Puedo utilizar fotografías para ilustrar la historia? Su mente debe estar preparada para no abrumarse ante todo tipo de decisiones.
6. Educación y formación
La mayoría de editores no tienen títulos específicos en edición, mientras algunos se deciden por una maestría, otros eligen cursos y certificados relacionados con el trabajo editorial. Muchos editores tienen títulos universitarios de cualquier cosa, pero no es estrictamente necesario.
Un editor experimentado afirma que si la definición de un aspirante a editor sobre la buena escritura se extiende sólo a la escritura literaria, entonces no puede tener lo que se necesita para editar un informe anual de una empresa.
Además de los programas y seminarios de edición y publicación, los cursos de comunicaciones de negocios, gramática, escritura técnica, y periodismo pueden proporcionar una cierta exposición a la caja de herramientas editorial.
En estos días los editores neófitos que no poseen título pueden encontrarse en desventaja cuando solicitan empleo en casas editoriales, pero para trabajos independientes sólo necesitan demostrar su capacidad para desempeñar el trabajo. Convencer a las personas para dejar que un novato lo haga será fácil si se entrega una edición limpia y bien ejecutada.